Dr. Rosalie Sitman's words at the inauguration of the Nes-El Collection

Palabras para el acto de homenaje a Moshé a Nes-El e inauguración de su colección

08 February 2016

Agradezco que se me haya ofrecido la oportunidad de presentar el archivo y fondo bibliográfico que Moshé Nes-El, zijronó le-brachá, tuvo la generosidad de donar a esta casa de estudios, porque, más allá del valor objetivo y académico de este importante acervo, a título personal, esta intervención me permite saldar una deuda pendiente con Moshé –compatriota, colega y erudito interlocutor, que tanto me ayudó en los inicios de mi actual investigación sobre el editor judío-argentino-chileno Samuel Glusberg, conocido también como Enrique Espinoza. Asimismo quisiera puntualizar que esta presentación fue elaborada en estrecha colaboración con la doctoranda chilena Valeria Navarro-Rosenblatt, de la Universidad de Madison-Wisconsin, conocedora de la obra de Moshé y cuya tesis de doctorado versa sobre los judíos, la izquierda revolucionaria y proyectos político-nacionales en Chile y Argentina entre los 50 y los 90 del siglo pasado.

¿Qué es una biblioteca? Se trate ya sea de un espacio físico o virtual de almacenamiento de saberes, las bibliotecas desempeñan unas funciones clave en la sociedad. Por un lado,  garantizan la existencia de un registro de conocimientos creados y acumulados por las generaciones pasadas; por otra parte, preservan esta memoria impresa, o en formato digital, para el uso público y, por último, ofrecen servicios, recursos y herramientas que hacen posible el acceso de sucesivas generaciones a este patrimonio cultural e intelectual. Todo ello es fundamental para el fomento de la educación, el avance en las investigaciones científicas y la creación de nuevos conocimientos e innovaciones en función de nuevas ideas y perspectivas vitales.

Una biblioteca personal, en cambio, como ésta que nos ha legado Moshé Nes-El, es todo eso y mucho más. Más que una colección de libros o un archivo documental, e independiente de criterios comerciales o de coleccionistas y de la importancia o el valor monetario de los contenidos mismos del acervo, una biblioteca personal es, sobre todo, una extensión de su hacedor, de la herencia intelectual de su dueño; de aquella persona de carne y hueso que poco a poco fue reuniendo sus preferencias lectoras, sus temas de interés profesional o de estudio, sus hallazgos, sus adquisiciones, sus tesoros: primeras ediciones, ejemplares con dedicatorias personales, libros de tapa dura, como tantos de los que lucen en la colección Nes-El.  Dicho de otra forma, una biblioteca personal son precisamente las huellas personales, aquellos horizontes de palabras, de secretos, de viajes, de posibilidades, de abandonarse a inteligencias y sensibilidades, de subrayados y anotaciones que permiten conocer la formación intelectual, ideológica y política de su creador, como también sus afinidades literarias, las influencias profesionales y sus opiniones. Más allá del evidente valor sentimental, las colecciones personales subrayan lo orgánico de una biblioteca que despliega y extiende los gustos y la biografía de su hacedor, haciendo de lo íntimo algo público, a fin de que se conozca y se perpetúe la obra y la trayectoria de éste mediante la conservación de su fondo bibliográfico y la mantención de la unidad original del conjunto –responsabilidad que asumimos gustosos para con la donación de Moshé.

Según el escritor español Luis García Montero, “Una biblioteca [personal] es el mayor acto de lealtad con una vida y una vocación”. Está claro, entonces, que una lectura de los fondos bibliográficos y el archivo documental de Moshé Nes-El es indisociable de una lectura paralela de la vida y la obra de este maestro ejemplar, educador por antonomasia, historiador empedernido, prolífico escritor, periodista y betarista de corazón. Y efectivamente, después de haber llevado a cabo una lectura conjunta de la biblioteca personal de Moshé y de su autobiografía, salta a la vista la coherencia y el alto grado de compenetración de sus propias publicaciones con su patrimonio bibliográfico, como si fueran dos caras de una misma moneda. Más aún, y no menos importante, sobre todo para los estudiosos de las biografías y las migraciones transnacionales, ambas –las obras de su autoría junto con las incluidas en su biblioteca personal-- reflejan la confluencia de los distintos elementos constituyentes de su identidad y siempre presentes, en mayor o menor medida, tanto en su ser íntimo como en su quehacer profesional: chileno de nacimiento, israelí por elección, raigalmente judío y un sionista acérrimo.

Moshé Nes-El se sabía y se sentía chileno de la misma manera que se sabía y se sentía judío, y siempre consecuente con sus ideales y su ideario, supo conjugar cómodamente estos dos focos identitarios con su amor por Israel y la vida que se forjó en este país.  De ahí la marcada presencia de todo lo relacionado con su país de origen y con el judaísmo chileno y latinoamericano en su acervo bibliográfico, compuesto por unos 1400 volúmenes, la gran mayoría de ellos en castellano. Esta misma tendencia es aparente en los 1100 documentos que comprenden su archivo, entre los que se incluyen cartas, recortes de prensa, publicaciones periódicas y correspondencia, memorias e informes comunitarios relacionados con sus investigaciones y recopilados durante tantos viajes por Chile y el continente americano con el propósito de ubicar y trasladar a Israel el patrimonio archivístico de las distintas comunidades judías latinoamericanas, a fin de asegurar su preservación, principalmente en el Archivo Central de la Historia del Pueblo Judío. Todo este material también está escrito mayoritariamente en español, de lo cual se desprende que un buen dominio de esta lengua sería una condición esencial para cualquier futuro investigador que desee utilizar esta colección.

Al comienzo de su autobiografía, Moshé menciona que una de las razones por las cuales se decidió a escribir la historia de su vida fue el hecho de haber "sido testigo de una gran parte de los acontecimientos del siglo XX, e incluso de los primeros años del siglo XXI," tiempos éstos en los que vivió experiencias intensas. No sorprende, por tanto, que la inmensa mayoría de los volúmenes que conforman la biblioteca personal de este apasionado historiador recorran la historia del siglo pasado, hasta los 70 y 80, con algunos textos de los 90 y muchos menos del 2000 en adelante. Aparte de clásicos como la monumental Historia de Chile de Francisco Encina, los Ensayos de José Toribio Medina o la Jeografía descriptiva de la república de Chile por Enrique Espinoza, son muy escasos los libros que abarcan también el siglo XIX. Asimismo, si bien pueden encontrarse títulos que tratan de la historia económica, social y militar del país, sin duda la gran protagonista vendría a ser la historia política de Chile, con un número considerable de memorias, biografías o apreciaciones de importantes figuras, muchos de ellos presidentes, desde Diego Portales, Balmaceda, Alessandri padre, Pedro Aguirre Cerda, Ibáñez, Eduardo Frei Montalva, Salvador Allende y hasta Pinochet. Bastante conservadoras en relación a los paradigmas más contemporáneos del hacer histórico, estas obras, muchas de las cuales fueron marcadoras en su época, presentan una visión general de la historia de Chile y pueden ser de gran utilidad para un investigador israelí a la hora de realizar una primera aproximación a la historiografía chilena de los primeros dos tercios del siglo XX.

La contrapartida a la perspectiva tradicional manifiesta en estas fuentes la ofrece una de las joyas indiscutibles del fondo Nes-El: la (aunque incompleta) colección de la revista Topaze. Con sus mordaces caricaturas y avezados comentarios, la voz crítica de este semanario satírico actuó como un barómetro de la política chilena, sobre todo en los años de su apogeo, entre 1931 y mediados de los 50. Afortunadamente, los numerosos ejemplares a nuestra disposición gracias a la generosidad de Moshé son de esos años y nos brindan una fuente primaria muy valiosa, tanto para las nuevas generaciones de historiadores y cientistas políticos como para los estudiosos del análisis del discurso y los medios de comunicación.

Es sabido que Chile es tierra de poetas. Como buen chileno, Moshé Nes-El también escribió poesía, además de algunas novelas y un sinnúmero de artículos periodísticos y académicos sobre una rica gama de temas, principalmente relacionados con el judaísmo, las comunidades de la Diáspora latinoamericana, la inmigración, el antisemitismo, el sionismo e Israel; una buena parte de los cuales está disponible en el archivo documental que hoy inauguramos. Los fondos bibliográficos de su acervo, a su vez, dejan clara constancia de la pasión de Nes-El por la literatura, donde clásicos españoles de la talla de Valle-Inclán, Galdós, Larra, Azorín, García Lorca, Delibes, Machado y Menéndez Pidal  conviven con americanos ilustres como Rubén Darío, Rodó, Arlt, Jorge Isaacs, Mariano Azuela, Miguel Ángel Asturias, García Márquez, Germán Arciniegas y los pensadores peruanos Haya de la Torre y Mariátegui. Como era de esperar, se da amplia cabida a la literatura chilena. Ahí están Blest Gana y el Adiós al Séptimo de Línea de Jorge Inostrosa; los premios nacionales de literatura Augusto D´Halmar y José Santos González Vera; los Nobel Gabriela Mistral y Pablo Neruda, junto a los novelistas Enrique Lafourcade y Manuel Rojas. Tampoco podía faltar Alone, el pope de la crítica literaria chilena. Por cierto, no deja de llamar la atención la escasa presencia femenina, con la excepción de la franco-peruana Flora Tristán y la mexicana Ángeles Mastretta.

Pero, sin duda, el doctor Moshé Nes-El siempre será recordado en primer lugar por el aporte inconmensurable de sus investigaciones y publicaciones al contexto de la historiografía sobre los judíos en Chile, especialmente con respecto a la historia de las distintas comunidades –por ejemplo, la sefaradí y la colectividad de Temuco— y sobre todo por sus seminales estudios sobre la inmigración judía a este país, en la veta de la pionera Historia de la Colectividad Israelita de Chile de Moisés Senderey y los posteriores trabajos de Günter Böhm. Basada en gran parte en el trabajo de investigación realizado para su doctorado, la publicación de Moshé Nes-El sobre la inmigración judía a Chile durante los años 20 y 30 fue uno de los primeros estudios en explorar las posiciones del gobierno chileno, de la comunidad judía y de los inmigrantes frente al proceso de llegada de un número inusitado de personas, sobre el trasfondo de la presión migratoria durante los años de la Segunda Guerra Mundial. De tal modo que, para las nuevas generaciones de historiadores del judaísmo latinoamericano, y en particular del chileno, el diálogo o engagement con la producción de Nes-El es de rigor, tanto por el amplio abanico temático que trata, como por la pericia con que maneja datos únicos para el estudio y la comprensión de dichos temas. En su libro Estudios del judaísmo chileno, por ejemplo, explora temas inéditos en la historiografía, tales como las comunidades regionales, distintas instituciones en Viña del Mar y Valparaíso, la situación de los judíos y la política entre los años 20 y 50, algunos aspectos de la comunidad judía durante los gobiernos de Allende y Pinochet, así como las impresiones de algunos viajeros chilenos a Tierra Santa. Otros títulos como su Reseña histórica del Keren Kayemet de Chile, La colonización agrícola judía en Chile, La inmigración judía a Chile en la época del Holocausto y su fundamental Historia de la comunidad israelita sefaradí de Chile hablan por sí mismos. Un tema específico sobre el cual también escribió bastante es la vida de Natalio Berman, el diputado y senador judío socialista, que fue uno de los protagonistas de la vida judía y nacional en los años 40. Las fuentes bibliográficas y documentales primarias y secundarias detrás de todas estas obras forman parte de la donación Nes-El y estarán disponibles al público. De particular interés son los contenidos del archivo documental, entre los que destacan los diarios de sesiones del Senado y de la Cámara de Diputados de Chile, los censos chilenos, las memorias e informes del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, y en concreto los materiales relacionados con el caso de la imputación al ministro de Relaciones Exteriores de Aguirre Cerda por alentar la inmigración judía a Chile a fines de los 30, además de los documentos pertinentes a congresos y federaciones sionistas, como también a Betar Chile y en muchos otros países de América Latina, amén de los muchos diarios y revistas.

Como se imaginarán, el material de apoyo y las posibilidades para futuras investigaciones son enormes, tanto más si se toman en conjunto con los materiales complementarios colgados en la página web elaborada por la familia de Moshé en su memoria y el vasto acervo documental de las diversas instituciones comunitarias recolectado por Moshé en los 70, el cual puede consultarse en la Sección Chile del Archivo Central del Pueblo Judío en Jerusalén. Gracias a la incansable labor de Moshé Nes-El, este importante patrimonio judío chileno, en tanto parte de la historia del judaísmo universal, está accesible aquí en Israel para beneficio de investigadores y estudiosos de todas partes del mundo. Con todo, hay que reconocer que para los jóvenes investigadores chilenos, y muchos otros, la distancia física no deja de ser un obstáculo a vencer. Quizás podamos pensar en formas de facilitarles el acceso a estas fuentes clave, cosa que sin duda redundaría en el aumento de investigaciones y sería una respetuosa manera de preservar, continuar y profundizar la labor de Moshé en estos ámbitos, abriéndola a las nuevas metodologías y las nuevas aproximaciones teóricas de las nuevas generaciones de estudiosos.

¿Quién sabe? A lo mejor alguien se anima a aprovechar este riquísimo e importante acervo documental y bibliográfico y toma a su cargo el desafío de escribir una bio-bibliografía de Moshé Nes-El. ¡Qué mejor homenaje para este –y cito las palabras que encabezan su página web—"educador, periodista e historiador. Un hombre único en su género: judío orgulloso, israelí fanático, sionista ardiente, beitarista en todo su ser, hombre de letras, educador e ideólogo"!

¡Muchas gracias!

Dra. Rosalie Sitman

Universidad de Tel Aviv

Referencias

Mónica Lavín: "Bibliotecas personales. De lo íntimo a lo público",http://www.eluniversalmas.com.mx/editoriales/2012/04/58104.php

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